Las orquídeas son hermosas plantas exóticas que atraen a muchos con sus increíbles flores. Además, son una de las plantas de interior que florecen durante más tiempo.
Una vez que las adquirimos, nuestras acciones pueden provocar un empeoramiento de su estado o incluso su muerte.
En lugar de ver una floración completa, a menudo nos encontramos con algún remanente de una orquídea sin flores ni hojas.
Muchas veces, esta planta se envía directamente a la papelera. ¡No te apresures! Si la orquídea tiene al menos una raíz sana, tiene todas las posibilidades de sobrevivir.
Antes de tomar una medida radical, examínala cuidadosamente para ver si tiene raíces vivas.
Es un hecho que las orquídeas pueden producir brotes gracias a las raíces aéreas. Estas pueden absorber nutrientes del aire y también participar en la fotosíntesis sin la ayuda de las hojas. Esto significa que la planta, incluso si tiene una pequeña raíz, seguirá viva.
Para cultivarla, necesitarás la ayuda de un sustrato de musgo, pero es crucial que esté vivo. De esta manera, proporcionarás a la
orquídea el ambiente ácido, la humedad y los nutrientes necesarios.
Toma un recipiente adecuado, vierte en él una cantidad suficiente de agua, preferiblemente de lluvia, y coloca musgo en el interior. Coloca encima el resto de la orquídea sin enterrarla en el musgo. No cubras el recipiente con nada, ya que en su interior hay suficiente humedad y el exceso puede provocar la descomposición.
Es importante mantener el musgo con vida, así que no olvides reponer el agua cuando se evapore.