Las frambuesas son uno de los arbustos frutales más populares en los jardines debido a su sabor, su valor vitamínico, y la facilidad de su cultivo. Aunque no requieren muchos cuidados, es importante conocer ciertas prácticas en determinados períodos del año que pueden influir significativamente en la cosecha.
Cuidados de las frambuesas de junio a julio
Protección contra plagas Durante este período, las frambuesas están en plena producción y pueden verse afectadas por plagas, lo que puede reducir la calidad y cantidad de la cosecha. Las plagas más comunes son los caracoles y los pulgones.
Los caracoles suelen alimentarse de las partes inferiores de las plantas, mientras que los pulgones atacan las hojas más jóvenes, las flores y los brotes. Estos pueden cubrir los brotes superiores y evitar el desarrollo adecuado de los frutos.
Es crucial estar atento y actuar rápidamente. Para los pulgones, lo mejor es utilizar un remedio ecológico natural que se pueda rociar incluso sobre los frutos.
Riego En los días secos y calurosos, no debes dejar las plantas desatendidas. Los arbustos de frambuesa necesitan agua para producir frutos. Riega abundantemente cada 2-3 días para mantener las plantas bien hidratadas.
Fertilización Durante los primeros dos meses del verano, las frambuesas requieren nutrición adicional. La falta de nutrientes puede reducir significativamente la cantidad, el tamaño y la calidad de los frutos.
Si las hojas de los arbustos se vuelven más claras, amarillas y muestran pequeños crecimientos, es una señal de que les falta nitrógeno. Un exceso de nitrógeno se manifiesta en arbustos exuberantes, un gran número de brotes y una alta densidad de plantas.
Las puntas de las hojas que se vuelven amarillas, las flores que caen o los frutos que no maduran son señales de deficiencia de potasio.
Es importante recordar que el exceso de potasio puede inhibir la absorción de magnesio. No te excedas con la aplicación de potasio, ya que el magnesio es esencial para la producción efectiva de los arbustos.
En junio y julio, es recomendable utilizar fertilizantes naturales y biofertilizantes de múltiples componentes o de un solo componente, si puedes identificar las deficiencias.
Para la falta de nitrógeno, puedes enriquecer el suelo con estiércol de gallina diluido o con purín de ortiga, o añadir nitrato de amonio en el suelo hasta una profundidad de unos 20 cm. La dosis es de hasta 0,7 kg por cada 100 m² de frambuesas.