La Sansevieria, con sus hojas interesantes, destaca por su apariencia llamativa y su cultivo sencillo. Para mantenerla aún más hermosa y saludable, vale la pena alimentarla de vez en cuando con un fertilizante casero hecho con restos. ¿Qué necesitas?
La Sansevieria es una planta elegante con hojas de formas inusuales, lo que le ha valido los nombres comunes de “lengua de suegra” o “lengua de serpiente”. No solo es bonita, sino que también es extremadamente resistente y fácil de cuidar. Solo necesitas seguir algunas reglas simples para que prospere. ¿Qué debes tener en cuenta?
Cómo cuidar la Sansevieria: Requisitos mínimos pero esenciales
La Sansevieria crece naturalmente en África, Madagascar y el sur de Asia, lo que le confiere una gran resistencia a la luz solar intensa y al riego irregular. Es una planta ideal para jardineros olvidadizos o principiantes, ya que es bastante difícil que se marchite. Colócala en un lugar bien iluminado y cálido, y asegúrate de que esté en un sustrato bien drenado y mineral. La mezcla para cactus es perfecta para ella.
Cómo regar la Sansevieria: Mejor olvidarse que excederse
Sin embargo, esto no significa que la planta sea indestructible. Aunque tiene pocos requisitos, uno de los cuidados más básicos puede hacer que se muera: el riego. Nada perjudica más a la Sansevieria que un riego inadecuado. Asegúrate de no regar en exceso y hazlo de manera relativamente infrecuente. En verano, riega cada 8-10 días, y en invierno, aproximadamente cada tres semanas, cuando el sustrato esté completamente seco. La planta tolera mejor la sequedad prolongada que el encharcamiento, por lo que es mejor pecar de escaso en lugar de excesivo. El agua del grifo común es suficiente; no es necesario filtrarla.
Fertilizante casero para la Sansevieria: ¡Hazlo con restos!
La Sansevieria puede sobrevivir sin fertilizantes, pero para mantenerla realmente saludable y vibrante, es beneficioso alimentarla ocasionalmente con una mezcla casera hecha con restos de alimentos. Hablo de cáscaras de huevo sin sal. Puedes triturarlas y mezclarlas con el sustrato, o preparar un fertilizante casero confiable. Para ello, coloca las cáscaras trituradas en un recipiente y cúbrelas con agua caliente. Luego, deja reposar en un lugar oscuro y fresco durante dos semanas. Después de este tiempo, cuela la mezcla y úsala para regar la planta.