Por qué se agrietan los tomates y cómo se puede salvar la cosecha?

Todos los jardineros que esperan una cosecha abundante pueden decepcionarse por la aparición de grietas en los frutos. Además de enfermedades como la podredumbre tardía, las grietas que aparecen en los frutos durante el proceso de maduración pueden arruinar la cosecha. A continuación, te explicamos por qué se agrietan los tomates y cómo salvar la cosecha.

Causas de la agrietamiento en los tomates

La primera causa es el riego incorrecto. La falta de humedad provoca que el crecimiento del fruto se ralentice, la cáscara se vuelve menos flexible y se agrieta. En este caso, tanto los tomates maduros como los verdes pueden agrietarse. Lo mismo puede ocurrir con los tomates en clima cálido.

Otra causa es la tecnología de cultivo inadecuada, relacionada con el despunte de la planta. Es importante despuntar y pinzar la planta con cuidado. Cuando los jardineros eliminan los brotes laterales, la planta dirige toda su energía a la maduración de los frutos. Debido al crecimiento intenso, la cáscara puede romperse antes de que tenga tiempo de desarrollarse adecuadamente.

La alta humedad puede causar enfermedades como la podredumbre apical, la podredumbre tardía y la alternaria, entre otras. Los tomates afectados por estas enfermedades no deben consumirse. A través de las grietas pueden entrar bacterias dañinas.

Un exceso o déficit de fertilizante también puede causar agrietamiento en los frutos.

Cómo salvar la cosecha si los tomates se han agrietado

Los jardineros deben recordar la importancia de una fertilización oportuna. Durante el cultivo de plántulas, se necesita fósforo y nitrógeno. En la etapa de floración y formación de frutos, se debe utilizar potasio y fósforo. La última fertilización debe hacerse dos semanas antes de la cosecha, con boro, manganeso, potasio y yodo.

El régimen de riego de los tomates depende de dos factores principales: la humedad del suelo y del aire, y la temperatura. Para un crecimiento y desarrollo normales, así como para protegerse de enfermedades, la humedad del aire debe estar alrededor del 50%, mientras que la humedad del suelo debe ser aproximadamente del 90%. La temperatura ideal en el invernadero durante el día es de 20-25 °C, y por la noche de 17-19 °C. Si la temperatura sube hasta 28 °C, los tomates comienzan a crecer de manera excesiva, lo que resulta en frutos pequeños, insípidos y deformes. Si la temperatura supera los 30 °C, la planta se detiene y las flores se caen. Si la temperatura en el invernadero supera los 40 °C, las plantas pueden morir completamente. El riego adecuado y a tiempo ayuda a mantener la temperatura óptima en el invernadero. En el jardín, es mejor regar los tomates por la mañana con agua tibia, aplicándola directamente en las raíces para evitar que el agua llegue a las hojas.

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