Lo ideal es que un frutal empiece a dar fruto cuando sea lo «suficientemente viejo» para florecer libremente. Sin embargo, no siempre es así. Las características del árbol, su entorno, las prácticas culturales utilizadas y la climatología afectan a la capacidad de un árbol para comenzar y continuar dando fruto. En este artículo veremos las razones de por qué un árbol frutal no da frutos y sus soluciones.
Motivos por los que un árbol frutal no da frutos
1. Luz
Una buena exposición a la luz solar es uno de los factores más importantes que influyen en la formación de botones florales en los árboles frutales.
Mediante el proceso de fotosíntesis, las hojas del árbol fabrican azúcares que se utilizan para el crecimiento vegetativo, la formación de botones florales y el desarrollo del fruto.
Si la luz solar es limitada, el árbol seguirá creciendo, pero no habrá azúcares suficientes para la formación de botones florales.
En estas condiciones, los árboles jóvenes tardarán en fructificar, las flores serán escasas y los frutos que se formen tendrán poco color.
Los árboles enanos también crecerán más de lo previsto. Por estas razones, los frutales deben plantarse en lugares donde reciban la máxima luz solar. Evits los lugares sombreados cerca de edificios u otros árboles.
2. Agua
La falta de agua suficiente, como la que se experimenta en condiciones de sequía, puede tener una influencia tanto positiva como negativa en la formación de los botones florales.
Si una sequía temporal se produce al principio de la temporada de crecimiento, durante el periodo de formación de los botones florales, puede ser beneficiosa para promover los botones florales.
Sin embargo, si la misma sequía continuara o se produjera una sequía prolongada más adelante en la temporada, podría provocar la pérdida de botones florales.
Para evitar dicha pérdida, los árboles frutales deben regarse durante los periodos de sequía prolongada, sobre todo si están plantados cerca de otros árboles.
3. Temperatura
Las bajas temperaturas durante el invierno y la primavera hasta la floración pueden provocar la pérdida de flores. Durante el invierno, las temperaturas por debajo de -5°C matarán los botones florales de melocotones y cerezas dulces, mientras que los de manzanas, peras, guindas y ciruelas son capaces de soportar temperaturas más frías.
El mayor daño a los botones florales se produce cuando a periodos más bien cálidos a principios de primavera les siguen temperaturas inusualmente frías. Con estos periodos cálidos, los botones empiezan a romper el letargo y a hincharse.
A medida que los botones se vuelven más activos, se vuelven cada vez más sensibles a las bajas temperaturas y son más sensibles en el momento de la floración.
Por lo general, las flores expuestas pero no abiertas pueden soportar temperaturas cercanas a los -4°C. Sin embargo, una vez abiertas, las flores de casi todos los árboles frutales morirán si la temperatura desciende por debajo de los -5°C.
4. Fertilización
Para los árboles frutales jóvenes, la sobrefertilización con nitrógeno es una de las principales razones del excesivo vigor del árbol y de la falta de frutos. Estos árboles pueden recibir fácilmente demasiado nitrógeno cuando se fertiliza el césped que los rodea.
Por esta razón, se recomienda abonar bien los árboles frutales justo después de plantarlos para fomentar un buen crecimiento. A continuación, en función del vigor del árbol, se debe retener o reducir el nitrógeno hasta que el árbol empiece a dar fruto.
Esto significa reducir la tasa de nitrógeno aplicada al césped alrededor del árbol. Una vez que el árbol empieza a dar frutos.
Para abonar los árboles frutales, el mejor momento es en primavera, justo antes de la brotación.
Observa la cantidad de brotes terminales que produce el árbol cada año para ajustar la dosis recomendada.
5. Poda y formación
Una formación y poda adecuadas determinan la producción potencial de un frutal. Los frutales deben podarse para desarrollar una estructura fuerte y mejorar la penetración de la luz a través del árbol.
La escasa intensidad de la luz es la causa principal de la escasez de flores y del color pobre de los frutos en el centro del árbol.
Al igual que ocurre con la aplicación excesiva de fertilizantes, la poda excesiva fomenta el crecimiento vigoroso de los brotes a expensas de la formación de yemas florales. Esto es especialmente cierto en árboles frutales jóvenes que no dan fruto.
Para favorecer una fructificación precoz en los árboles jóvenes, la poda debe reducirse al mínimo y limitarse a desarrollar un buen entramado.
En los árboles que han empezado a fructificar, la cantidad de poda necesaria cada año puede juzgarse observando la cantidad de crecimiento de los brotes terminales. Si el crecimiento medio de los brotes terminales es excesivo, deberá eliminarse menos madera de la que se extrajo el año anterior.
Si el crecimiento de los brotes terminales es menor de lo normal y la cosecha anterior no fue abundante, entonces se justifica una mayor extracción de madera en comparación con la temporada anterior.
Recuerda que el momento del año para podar árboles frutales es en otoño e invierno, una vez que hayan dejado de dar fruta y entran en periodo de letargo.
6. Aclareo de frutales
Los árboles frutales tienen el potencial de dar más frutos de los que son capaces de transportar. Si se dejara toda la fruta en el árbol, ésta sería pequeña en la madurez. Y lo que es más importante, el árbol tendría muy pocas flores, o ninguna, al año siguiente.
La fructificación es un proceso desvitalizador, y con la competencia de una cosecha abundante, habría muy pocas reservas de alimentos y nutrientes disponibles para la formación de botones florales.
El resultado neto es una fructificación bienal. Para superar esta tendencia a fructificar en años alternos, debe practicarse el aclareo de frutos.
Si se aclara el cultivo a una fruta por cada tres o cuatro espolones, el árbol seguirá teniendo una cosecha completa y un buen potencial para la cosecha del año siguiente. El aclareo de frutos debe realizarse en el primer mes tras la floración para asegurar este potencial.
Las peras deben tratarse igual que las manzanas si la cosecha es abundante. Por lo general, las ciruelas se aclarean solas. Las cerezas dulces, las guindas, los albaricoques y los melocotones son capaces de producir botones florales aunque tengan una cosecha abundante.
Si se realiza un aclareo de melocotones y ciruelas por el tamaño de la fruta, la fruta que quede debe estar separada entre 15 y 20 cm en las ramas.
7. Control de plagas
A menudo se piensa en el control de insectos y enfermedades como un medio para producir fruta de calidad. Sin embargo, los insectos o enfermedades que atacan el follaje de un frutal pueden afectar a su potencial para producir botones florales.
Si el ataque es lo suficientemente grave, los árboles pueden dejar de dar fruto. Las aplicaciones oportunas de los pesticidas recomendados controlarán la mayoría de los problemas de plagas en los frutales.
8. Polinización
Se pueden tomar todas las precauciones necesarias para asegurar la producción de botones florales, pero sin una polinización adecuada, los árboles seguirán sin dar fruto. Muchas especies frutales o cultivares de una misma especie no pueden producir fruta o producen muy poca cuando se polinizan con su propio polen.
Estos árboles necesitan el polen de otro cultivar de la misma especie para ser fructíferos. Es el caso de las manzanas, las peras, las ciruelas híbridas y las cerezas dulces. La mayoría de los melocotones, guindas y albaricoques pueden dar buenas cosechas sin polinización cruzada.
Los insectos, sobre todo las abejas melíferas, son necesarios para transferir el polen de una flor a otra. Si el tiempo es frío, lluvioso o muy ventoso durante la floración, la actividad de las abejas se verá reducida, lo que a su vez reducirá la fructificación.