Comenzando: Para comenzar tu viaje de cultivo de jengibre, sigue estos pasos:
Elige una raíz de jengibre grande y saludable: Selecciona una raíz de jengibre que sea grande, firme y esté libre de signos de pudrición o daño. Busca una raíz con “ojos” visibles, que son pequeños brotes que más tarde se convertirán en brotes.
Coloca el jengibre en agua: Para fomentar el crecimiento de los brotes, coloca la raíz de jengibre en un recipiente con agua. El tiempo que tardan los brotes en despertar puede variar.
Espera a que los brotes se desarrollen: Monitorea la raíz de jengibre en agua hasta que notes que los brotes han hinchado y comenzado a crecer. Esto puede tomar algún tiempo, dependiendo de la condición de la raíz de jengibre.
Corta la raíz de jengibre: Una vez que los brotes se hayan desarrollado, corta cuidadosamente la raíz de jengibre en varias piezas. Cada pieza debe tener 1-3 ojos, que crecerán en nuevas plantas de jengibre.
Planta en suelo rico en nutrientes: Planta cada sección de jengibre en un suelo suelto y rico en nutrientes. Asegúrate de que los ojos estén hacia arriba y que estén cubiertos con tierra.
Proporciona humedad adecuada: Mantén el suelo constantemente húmedo pero no encharcado. Puedes cubrir la parte superior con paja o recortes de césped para ayudar a retener la humedad en el suelo.
Cuidado y mantenimiento: Las plantas de jengibre requieren riego regular y fertilización periódica para prosperar. Presta atención a sus necesidades a medida que crecen.
Cosecha: Las raíces de jengibre están listas para ser cosechadas cuando notes raíces asomando a través del suelo y los extremos de las hojas comiencen a ponerse amarillos. Cava cuidadosamente el jengibre, lávalo y sécalo completamente antes de guardarlo.
Beneficios medicinales del jengibre: El jengibre es famoso por sus numerosos beneficios para la salud, gracias a su rico contenido en sustancias beneficiosas, como gingerol, vitaminas B, C y E, flavonoides, taninos, aceites esenciales y minerales valiosos. Algunas de sus propiedades medicinales y usos incluyen:
- Proporcionar alivio contra la gripe, resfriados, anginas y fiebre.
- Mejorar el flujo sanguíneo y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Expandir los vasos sanguíneos y adelgazar la sangre.
- Apoyar la inmunidad y mejorar la digestión.
- Aliviar el estreñimiento y desintoxicar el cuerpo.
- Exhibir efectos antisépticos y antibióticos.
- Mejorar la salud respiratoria y ayudar a la expectoración.