Cómo cultivar Apio de manera orgánica

Originario de la cuenca del Mediterráneo, el apio es una planta vegetal que se cultiva por sus hojas. Es muy usada en salsas, ensaladas y caldos, también es una buena planta para la elaboración de batidos naturales gracias a sus grandes propiedades. En este artículo veremos cómo sembrar y cultivar apio de manera orgánica, te enseñamos también sobre sus cuidados para obtener una buena cosecha.

cultivar apio

Resumen

  • Nombre botánico: Apium graveolens var. Dulce
  • Nombre común: Apio, Apionabo
  • Clima: Templado y húmedo.
  • Siembra: Primavera
  • Exposición: Soleado.
  • Suelo: Fresco, suelto y húmedo.

Sembrar apio en maceta

sembrar apio en maceta

Para germinar, las semillas de apio necesitan una temperatura del suelo superior a 12°C. Si no es así en tu jardín, siembra dentro de la casa o en un lugar protegido del frío pero que esté iluminado por el sol.

Coloca una capa de grava en el fondo de la maceta para formar el drenaje y rellena con tierra para macetas manteniendo 1 cm por debajo del borde del recipiente para que el agua no arrastre el sustrato fuera del recipiente. Lleva a cabo la siembra distribuyendo bien las semillas, luego cubre con unos pocos milímetros de abono tamizado.

Rocía agua con un pulverizador para no desenterrar las semillas. Cuando las plantas tengan dos o tres hojas, selecciona las más bonitas y trasládalas a macetas más grandes o si lo prefieres puedes cultivar en el suelo del jardín o la huerta. El trasplante se hace de seis a ocho semanas después.

Cultivar apio en suelo directo

La mejor época para cultivar apio es en primavera, si la temperatura del suelo lo permite, siembra directamente en el suelo. Para ello, arar el suelo a una profundidad de unos 20 cm. Quitar las piedras y las raíces de las malas hierbas. Rascar para romper los terrones y nivelar el suelo.

Estira una línea para hacer un surco de 2 a 3 cm de profundidad con el mango del rastrillo. Sembrar las semillas de apio en el surco cuidadosamente con la mano o con la ayuda de un sembrador manual. Con los dientes del rastrillo, deja que la tierra caiga desde los bordes del surco para cubrir las semillas. Finalmente, espolvorea agua con una lluvia muy fina usando un pulverizador.

Cuando las plántulas tengan tres o cuatro hojas, se deben ralear, esto significa que debes quitar algunas plantas que hayan crecido muy juntas, aprovecha para quitar aquellas menos fuertes y deja las más grandes y con mejor crecimiento. Manteniendo sólo una cada 8 a 10 cm, primero, y luego cuando sean un poco más grandes, deja un espacio cada 30 a 35 cm.

Cosechar apio

La cosecha de apio se hará entre 6 a 7 meses después de la siembra. Cosecha a medida que vayas necesitando o si prefieres cosecha la planta completa, corta los tallos a unos centímetros del suelo para seguir fomentando su crecimiento.

Si cosechas la planta por completo, puedes dejar algunas hojas pequeñas, de esta manera la planta seguirá creciendo y podrás realizar una segunda cosecha más adelante.

Asociaciones buenas para el apio

El apio se lleva bien con el tomate, el puerro y el coliflor. Prefiere la proximidad del pepino, la col, las judías enanas, los guisantes, los rábanos y la lechuga.

Fertilización

Los apios necesitan un suelo rico en materia orgánica. Es deseable un suministro sustancial de abono maduro. Se puede utilizar un fertilizante de huerta en la preparación del suelo, y buenas dosis de fertilizante rico en fosfatos (Fertilizante – P) en varias aplicaciones durante el cultivo. Un buen fertilizante rico en fosfato puede ser la harina de pescado.

Mantenimiento del apio

Es necesario desherbar las hierbas a su alrededor regularmente. Recuerda regar con frecuencia y abundantemente. Cubriendo el suelo con mantillo mantendrás el suelo fresco y será beneficioso para el cultivo.

Enfermedades y parásitos que afectan al apio

El apio es especialmente susceptible a la septoriosis, una enfermedad del follaje que se produce en condiciones de calor y humedad. Debe evitarse el riego al final del día ya que prolonga el tiempo de humectación del follaje, lo que puede conducir a la contaminación. En caso de regar al final de la tarde solo moja a nivel del suelo y evita mojar las hojas.

Los caracoles y las babosas pueden atacar los tallos y los núcleos de las plantas por la noche y en tiempo húmedo.

El gusano del apio a veces causa daños en los cultivos. Pone sus huevos en las hojas. Las pequeñas larvas, una vez que salen del cascarón, cavan galerías, haciéndolas amarillas, se enroscan y se secan. Se requiere entonces el uso de un insecticida orgánico.

A veces, en un clima particularmente húmedo y tras la consiguiente disminución de la temperatura, los tallos y las hojas de apio se cubren de manchas marrones. Esto es óxido de apio, que detiene el crecimiento de la planta. A la primera señal puedes aplicar caldo bordelés, este ayuda a detener el fenómeno. También el uso de té de hierbas de cola de caballo es un buen medio de prevención.

Leave a Comment