Las diversas variedades de ficus han sido una decoración habitual en nuestros hogares durante años. Entre ellas, destacan el ficus benjamina y el ficus elástico, que difieren notablemente en apariencia. Mientras que el primero tiene hojas bastante pequeñas y numerosas, el segundo presenta hojas grandes, carnosas y brillantes. Muchos de nosotros probablemente nos hemos encontrado en la situación en la que un robusto ficus pierde todas sus hojas en cuestión de días. El ficus es una planta bastante caprichosa y cualquier error en su cuidado puede tener consecuencias lamentables.
Los ficus llegaron a nosotros desde el sudeste asiático y el oeste de África. Naturalmente crecen en selvas, donde pueden alcanzar impresionantes tamaños de hasta 15 metros. En condiciones domésticas, dependiendo de la variedad, un ficus puede alcanzar alturas que van desde 1,5 metros (ficus elástico) hasta incluso tres metros (benjamina). Cultivado en maceta, el ficus no nos deleitará con flores ni frutos, pero sus hojas son lo suficientemente ornamentales.
Se dice que el ficus es una planta caprichosa que puede enojarse con su dueño, debido a su sensibilidad. Cambiarlo de lugar, girar la maceta, exponerlo a corrientes de aire o retrasar el riego pueden hacer que el ficus comience a perder hojas. También le molestan los toques frecuentes y el humo de cigarrillo. A veces, su recuperación es imposible. Un consuelo puede ser que los ficus se propagan fácilmente a partir de esquejes de hojas y tallos, la mayoría de los cuales enraizan en agua.
El ficus es una planta llena de paradojas. Por un lado, sus hojas purifican el aire, lo cual es especialmente importante en la era de la contaminación. Sin embargo, por otro lado, la planta es tóxica y alergénica. La leche blanca que se desprende al dañar las hojas o los tallos tiene propiedades tóxicas. Por lo tanto, las personas alérgicas, los padres de niños pequeños y los dueños de mascotas deben proteger adecuadamente al ficus.
La sensibilidad y caprichosidad del ficus no deberían desanimarte de cultivarlo. Basta con seguir algunas reglas simples, y la planta te recompensará con su exuberante verdor.Cómo cuidar un ficus? Aquí tienes cinco principios importantes:
- Ubicación – una vez por siempre: Elige un lugar definitivo para él. El ficus no tolera cambios de ubicación. La mejor opción es un lugar luminoso o semisombra, como un alféizar orientado al este o al oeste, o cerca de una ventana. Aunque unas pocas horas de sol directo no le hacen daño, no debe estar expuesto todo el día, por lo que las ventanas orientadas al sur no son ideales. Coloca al ficus en un lugar donde no esté expuesto a corrientes de aire y evita las cercanías de ventanas que se abran con frecuencia.
- Suelo – drenaje esencial: El suelo para el ficus debe ser ligero y permeable. Es necesario un buen drenaje y una maceta con orificios de salida. Estos orificios también son útiles para determinar cuándo trasplantar la planta. Si las raíces comienzan a asomarse por los agujeros de la maceta, es hora de trasplantar el ficus. Debe haber una bandeja debajo de la maceta. Si hay agua estancada en la bandeja unos minutos después de regar, debes vaciarla.
- Riego – nunca con agua fría: Riega siempre la planta con agua reposada y tibia. Filtra o hierve el agua antes de usarla. El agua fría daña la planta de inmediato, ya que en la naturaleza el ficus no tiene contacto con ella. Riega la planta una vez a la semana, siempre a la misma hora: por la mañana o por la noche. Reduce el riego en invierno. No exageres con el agua; riega solo cuando la capa superior del suelo esté seca. Regar en exceso no beneficia al ficus. Parecerá marchito cuando en realidad no puede drenar el exceso de agua. Colocar el ficus cerca de un humidificador o cerca de un acuario es una buena idea, ya que al ficus le gusta el aire húmedo.
- Plagas – ácaros y pulgones: El ficus es vulnerable a las plagas, especialmente en invierno. Ácaros y pulgones suelen atacarlo, lo que se manifiesta en pequeñas manchas y decoloraciones en las hojas. En este caso, rocía bien la planta con agua con añadido de cebolla o ajo. Remoja medio bulbo de cebolla o dos dientes de ajo en agua tibia y déjalo reposar unos días. Luego, úsalo como spray o pasa las hojas con la solución.
- Limpieza de hojas – más que solo agua: A los ficus les encanta que les limpien las hojas. En el caso del ficus benjamina, lo mejor es cubrir la tierra y rociarlo con agua de la ducha. Las hojas del ficus elástico deben limpiarse regularmente. Esto facilitará los procesos de fotosíntesis y purificación del aire, y también ayudará a deshacerse de las plagas. Limpia las hojas del ficus con agua tibia reposada a la que puedes agregar unas gotas de detergente. Esto creará una película en las hojas que evitará la acumulación de suciedad y plagas.
También hay una curiosidad popular sobre los caprichosos ficus. Los ancianos solían decir que para evitar que el ficus se enfadara, había que “darle de beber” una vez al mes. Esto implicaba agregar un vaso de vodka al agua de la bandeja. Sin embargo, es mejor no arriesgarse con el vodka, pero de vez en cuando, la planta puede disfrutar de una pequeña cerveza. Mezcla una cerveza sin gas y reposada con agua en partes iguales. Usa esta solución para regar la planta una vez al mes, excepto en invierno. La malta y el lúpulo son excelentes nutrientes para el ficus.