Los frutales pueden crecer grandes o pequeños, así que no siempre necesitas mucho espacio para tener uno. Y lo más interesante es que puedes sembrar semillas de árboles frutales de la fruta que comes a diario. Aunque tus árboles no siempre produzcan fruta sabrosa (al menos en los primeros años), cultivar árboles frutales a partir de semillas puede ser un proyecto interesante y estarás utilizando lo que ya tienes a mano. En este artículo veremos dos métodos para germinar semillas de árboles frutales más consejos para sembrar seis tipos de fruta distintas.
A tener en cuenta al germinar semillas de árboles frutales
Con frecuencia, muchas personas tienen la impresión errónea de que un árbol frutal cultivado a partir de semillas producirá frutos exactamente iguales a los que han visto o consumido. Se trata de una suposición errónea, ya que la semilla es un producto de la fuente de polen (masculino) y de la fuente de óvulo (femenino) de la flor.
La semilla producirá el mismo tipo de planta, es decir, un manzano o un peral. El fruto, sin embargo, tendrá una mezcla de las características de los dos progenitores. En muchos casos el árbol tardará muchos años en dar buena fruta, generalmente lo hace a los pocos años pero no es muy sabrosa.
Otra razón para germinar semillas de árboles frutales es producir plántulas que servirán como porta injertos para luego producir un cultivar deseado. Es decir, si por ejemplo consigues ramas de un manzano que produce buena fruta, puedes cortarlas e injertarlas en las plantas de manzana que has germinado y obtener así una variedad determinada y segura.
Métodos para germinar semillas de árboles frutales
Método 1:
Prepara una parcela de tierra en un lugar soleado del jardín, o si prefieres puedes utilizar macetas para poder controlar mejor la situación.
Comienza a germinar las semillas en otoño y en jardín exterior, no dentro de la casa, dado que las semillas de los frutales tienen que pasar por un periodo frío para que logren germinar. Haz un surco o agujeros en la tierra que no sean más de 1 o 2 veces más profundo que la dimensión más larga de la semilla.
Cubre las semillas con tierra de cobertura ligera (tierra para macetas) y añade un poco de arena sobre ella. Esto evitará la formación de costras en la tierra, que inhiben la germinación.
Mantén el suelo húmedo, pero no riegues demasiado si el invierno es muy lluvioso, es bueno dejar que la tierra se seque durante una semana y luego se riega.
En la primavera siguiente y cuando la temperatura comience a aumentar a más de 15 grados C, vigila de cerca la zona sembrada para detectar las plántulas recién germinadas.
Cultiva los pequeños árboles frutales recién germinados en ese mismo lugar hasta el próximo otoño, una vez pasado el calor extremo del verano podrás trasplantarlos a sus lugares definitivos.
Método 2:
Si cosechas las semillas en verano, este es el caso para la mayoría de las futas, retira las semillas y/o los huesos que desees reproducir. Quita todos los restos de fruta adheridos y deja que las semillas se sequen al aire y al sol. Una vez secas, colócalas en un bollón de vidrio al que puedes añadir una tapa o cubierta sin apretar, tiene que entrar un poco de aire en esta etapa.
Guarda las semillas dentro del bollón en un lugar sombreado dentro de la casa hasta mediados del invierno. Luego mezcla las semillas (a mediados de invierno) con musgo de turba húmedo (pero no mojado), arena o papel triturado.
Vuelve a introducir la mezcla en el tarro y cierra la tapa herméticamente. Coloca el tarro con las semillas en la parte inferior del refrigerador (cajón de frutas por ejemplo) hasta que se hayan producido las últimas heladas o nevadas en tu zona.
Las semillas deben permanecer en el frío al menos 60 días. A principios de la primavera, prepara un semillero como explicamos en el método anterior y planta las semillas.
La germinación puede mejorarse remojando las semillas en agua entre 12 y 24 horas antes de plantarlas. Mantén la tierra húmeda y no añadas fertilizantes en el momento de la siembra, eso déjalo para el trasplante en el próximo otoño o primavera.
Consejos para germinar 6 tipos de semillas de árboles frutales
1. Germinar semillas de Manzano
Cuando cultivas un manzano a partir de semillas, suelen producir manzanas bastante diferentes a las de la fruta de la que proceden, y a menudo se polinizan de forma cruzada con un manzano no comestible. También pueden tardar entre 7 y 10 años en dar fruto, por lo que querrás mantener este manzano como un experimento divertido más que como una fuente fiable de alimento.
Recoge una docena de semillas de algunos de tus tipos de manzana favoritos (tienen un porcentaje de germinación del 30%).
Coloca las semillas en una toalla de papel húmeda o en un poco de musgo húmedo y ponlo en un recipiente hermético. Guárdalas en el frigorífico durante al menos 6 semanas.
Planta los brotes a 1,5 cm en tierra bien regada después de la última helada del año, en interior o exterior.
Si las plantas en interior, colócalas en un alféizar bien iluminado.
Riega lo suficiente para que la tierra no se seque, y menos a menudo a medida que la planta crezca.
2. Germinar semillas de Pera
Cuando cultives un peral, las peras se enfrentarán al mismo problema de germinación cruzada que las manzanas, produciendo a menudo frutos no comestibles. Al igual que las manzanas, suelen cultivarse mediante una cuidadosa reproducción o injertando una rama de un árbol ya existente. Pero también se puede cultivar un peral a partir de semillas como elemento ornamental, ¡y para obtener frutos sabrosos al cabo de 7 o 10 años si tienes suerte!
Recoge bastantes semillas de peral, ya que sólo 1 de cada 4 germinará correctamente. No las dejes demasiado tiempo antes de iniciar el proceso de cultivo.
Deja que se sequen y envuelve con cuidado cada 2 ó 3 semillas en una toalla de papel húmeda. Colócalas en un recipiente hermético y guárdalas en el refrigerador durante 90 días.
Retira las semillas y ponlas en un vaso de agua templada durante 2 días.
Planta las semillas a 2,5 cm de profundidad en tierra bien drenada. Asegúrate de que estén en el lugar adecuado para que reciban al menos 6 horas de luz solar.
Mantén la tierra húmeda regándola con frecuencia.
3. Germinar huesos de Ciruela
Plantar un ciruelo a partir de un hueso también puede producir un fruto muy diferente al de la ciruela original, para bien o para mal. Pero son bastante fáciles de cultivar y deberían producir unos 60 cm de crecimiento cada temporada.
Recoge y lava unos cuantos huesos de ciruela y, a continuación, colócalos en el alféizar de una ventana durante unos días para dejar que se sequen. Esto encogerá las semillas y facilitará su extracción. Después, utiliza un cascanueces para romper los huesos y extraer las semillas del interior (con cuidado de no dañarlas).
Coloca las semillas de ciruela en un vaso de agua. Si se hunden, podrás germinarlas, pero si flotan, no crecerán. Deja las semillas viables en el vaso durante toda la noche.
Retira las semillas, colócalas en un tarro lleno de compost húmedo y ciérralo. Refrigera el tarro durante 6-8 semanas, o hasta que empiecen a aparecer raíces.
Planta las semillas de ciruelo a unos 5 cm de profundidad en tierra que drene bien. Si las plantas en macetas, asegúrate de colocar sólo una semilla en cada maceta.
Las plantas deben cultivarse en un lugar fresco y luminoso y mantenerse húmedas, pero sin regarlas en exceso.
4. Germinar semillas de naranja
Los naranjos se desarrollan más rápido en los árboles que crecen a partir de ramas injertadas que en los que crecen a partir de semillas. Pero por lo demás, puedes hacer crecer frutos en un naranjo a partir de semillas en 10 años.
Recoge muchas semillas de naranjo para aumentar tus posibilidades de ver un árbol maduro. Limpia las semillas en agua tibia.
Sumerge las semillas en un vaso de agua durante al menos 2 horas. Retira las semillas más pequeñas y las que flotan, ya que no crecerán.
Planta cada semilla restante a 1,5 cm bajo tierra estéril en macetas separadas que drenen bien.
Humedece la tierra, pero no dejes que se encharque, y cubre cada maceta con una bolsa o envoltorio hermético. La luz solar no es necesaria en esta fase de crecimiento.
Guarda las macetas en un lugar cálido, pero asegúrate de que la tierra permanezca húmeda durante todo el proceso (por lo que no es ideal colocarlas frente a un radiador).
Una vez que las semillas hayan brotado, retira las cubiertas y trasládalas a una zona soleada.
5. Germinar huesos de Melocotón o Durazno
Cultivar un melocotón o duraznero es satisfactoriamente fácil, aunque probablemente no produzca frutos como la fruta que acabas de comer. Si se cuida bien, debería producir frutos en un plazo de 4 a 5 años, lo que la convierte en uno de los árboles frutales de crecimiento más rápido que puedes cultivar en casa.
Recoge varios huesos y déjalos secar en el borde de una ventana. Esto puede llevar desde unos días hasta unas semanas, dependiendo de lo seco del lugar.
Cuando los huesos se hayan secado, las semillas del interior se habrán encogido. Abre los huesos con un cascanueces y saca las semillas.
Dispersa las semillas en un tarro con tierra para macetas y añade una pequeña cantidad de agua para humedecer la tierra. Cierra el tarro y mételo en la nevera.
Deja el tarro en el frigorífico y comprueba cada dos semanas que no haya raíces prominentes. Esto puede tardar unos meses.
Saca las plántulas del tarro y plántalas por separado a 2 cm de profundidad en macetas con buen drenaje.
Deja las plantas en el interior. Si quieres sacarlas al exterior, hazlo a finales de invierno o principios de primavera, y una vez que estén establecidas.
6. Germinar huesos de Aguacate
Si quieres probar a cultivar un árbol que comienza su vida de forma hidropónica, un aguacatero es la elección perfecta. Y cultivar una semilla de aguacate podría ahorrarte mucho dinero a largo plazo. El único inconveniente es que pueden tardar entre 3 y 10 años en dar fruto, ¡y el sabor de la fruta es una lotería!
Quita el hueso del aguacate, con cuidado de no dañarlo con el cuchillo. Sumérgelo en agua durante unos minutos y, a continuación, frota suavemente sólo la pulpa restante.
Busca el extremo plano: es la parte inferior del hueso del aguacate, de donde saldrán las raíces. La parte superior es ligeramente más puntiaguda: de aquí brotará el arbolito.
Perfora firmemente los lados del hueso con cuatro palillos de cóctel que apunten ligeramente hacia abajo.
Coloca el hueso en un vaso de agua transparente, apoyado en los palillos, de modo que la parte inferior permanezca sumergida en todo momento.
Coloca el vaso en un lugar bien iluminado por el sol y cambia el agua cada semana para proteger la planta del moho, las bacterias y los hongos.
Espera hasta 8 semanas a que el hueso del aguacate se agriete hasta el fondo, donde acabará emergiendo una raíz pivotante. Poco después, aparecerá un pequeño brote en la parte superior del hueso. Nunca dejes que la raíz pivotante salga del agua.