“Guía y consejos para podar la Lavanda adecuadamente”

Tener plantas de lavanda en el jardín puede ser sumamente gratificante. Sin embargo, como todas las plantas, la lavanda necesita ser podada regularmente para mantenerse saludable. Afortunadamente, la poda de la lavanda es un trabajo simple y sencillo. Aquí tienes una guía rápida sobre cómo podar correctamente la lavanda para que puedas disfrutar de hermosas flores púrpuras año tras año.

Por qué podar la lavanda? La poda de la lavanda conlleva varios beneficios para la planta, como:

  • Resistir los elementos y factores de estrés externos.
  • Mantener su apariencia saludable.
  • Permitir y controlar el nuevo crecimiento.
  • Favorecer la floración.
  • Evitar crecimientos desiguales o leñosos.
  • Evitar que la planta retenga agua en verano o invierno.

Sin embargo, es importante no podar en exceso la lavanda, ya que esto puede causar más daño e incluso matar la planta. Un poco de poda es suficiente.

Cuándo podar la lavanda?

Una planta de lavanda debe ser podada al menos dos veces al año para mantener su salud y favorecer su brotación. La poda regular también le da tiempo para regenerarse.

Poda de lavanda según la temporada:

  1. Poda en primavera: Podar la lavanda en primavera elimina las hojas y ramas muertas del invierno y estimula su crecimiento. Hazlo al principio de la temporada para que la planta tenga tiempo de recuperarse antes de que florezca en verano.
  2. Poda en otoño: Después de la floración de verano, es mejor volver a podar las plantas de lavanda para recortar las flores marchitas y las ramitas desaliñadas. Esto también ayuda a prevenir daños por heladas y roturas por nieve, si vives en una zona con nevadas.

Poda de lavanda según su edad:

  1. Plantas jóvenes: No podar de inmediato; deja que la planta eche raíces primero y luego recorta los nuevos brotes al cabo de un año para aumentar el volumen. Puedes pellizcar las puntas para fomentar ramas más densas.
  2. Plantas establecidas: Requieren una poda más fuerte para estimular un mayor crecimiento. Los tallos deben recortarse en un tercio de su volumen una vez terminada la floración. La poda de verano debe centrarse en la remodelación.
  3. Plantas maduras: Continúa podando las lavandas maduras, pero no cortes en la madera vieja sin hojas, ya que no rejuvenecerán. Puedes fomentar un nuevo crecimiento recortando justo por encima de la parte leñosa. La regla del tercio sigue siendo válida.

Cómo podar la lavanda:

  • Verifica la cantidad de nuevos brotes. Si hay pocos tallos frescos, espera un poco más. De lo contrario, puedes comenzar a podar.
  • Busca las hojas nuevas en las ramas y retira con cuidado la madera muerta o los restos.
  • Poda la rama justo por encima del nuevo crecimiento, aproximadamente de 5 a 10 cm por encima. Un tercio del crecimiento es una buena estimación.
  • Nunca recortes hasta las hojas nuevas o hasta la base leñosa, ya que la planta no crecerá ni florecerá a partir de la madera vieja.

La poda lleva tiempo, así que sé cuidadoso y minucioso. Asegúrate de no desprender ninguna hoja nueva mientras podas, o impedirás el crecimiento de nuevas flores.

Dale a la planta una forma de montículo o de lágrima, con los tallos exteriores más cortos y bajos, para conseguir esa forma de arbusto de lavanda tan característica.

Espera a eliminar las ramas muertas, ya que pueden seguir floreciendo durante el verano. Si después de que las flores se marchiten, las ramas siguen sin vida, es seguro cortarlas para promover una mejor circulación del aire dentro de la planta.

No podes la lavanda más allá de mediados de otoño, o podrías acabar con nuevos brotes que se romperán y morirán durante el invierno, debilitando tus plantas de lavanda.

Hazlo una vez a principios de primavera, para eliminar los restos del invierno y mantener tu lavanda para el verano. Luego repite la operación más a fondo en otoño, o cuando las plantas de lavanda hayan terminado de florecer.

Las plantas jóvenes de lavanda tienen un “bosque” único, pequeño y denso y ubicado en la parte baja de la planta, la parte más cercana al suelo. El punto de “cosecha” está exactamente entre la parte superior del “bosque” y los tallos delgados de la parte inferior.

Ahora, como muestra la imagen, ¿ves esos tallos leñosos secos que rodean casi toda la lavanda? Estos son los tallos inferiores del “bosque”, que se formaron cuando la lavanda aún era joven.

Comienza podando y quitando los tallos leñosos secos. Haz un pequeño agujero con tus tijeras de podar, justo en el medio, donde marqué el círculo amarillo en la imagen.

Todo lo que tienes que hacer es seguir podando, quitar las ramas y los tallos muertos e intentar podar lo más bajo que puedas hasta la base.

Lentamente, retira los tallos secos uno por uno hasta que la lavanda se vea más limpia, menos seca y más verde.

Es el término que se utiliza para eliminar las flores marchitas de las plantas de lavanda. Esto ayuda a despejar el arbusto y puede fomentar un segundo brote en las variedades que vuelven a florecer.

Para deshojar la lavanda, basta con recortar las puntas de las flores muertas de las ramas principales. Lo mejor es hacerlo en verano, pero puedes realizarlo tantas veces como sea necesario a lo largo del año.

Vigila siempre tus plantas de lavanda para asegurarte de que crecen sanas y bien. Puedes comprobar el nuevo crecimiento e inspeccionar la base leñosa para ver si hay alguna podredumbre o ramas muertas.

Guarda algunos de tus esquejes para plantar nueva lavanda. La propagación de la lavanda es fácil: sólo tienes que utilizar ramas que no hayan florecido todavía, de una planta de lavanda madura. Recorta las hojas de los 3-5 cm inferiores de cada tallo y colócalas en una maceta con mezcla de propagación para empezar.

Si estás nervioso, puedes consultar a un profesional de la jardinería sobre la poda de las plantas de lavanda, especialmente de las más jóvenes.

De lo contrario, coge tus tijeras de podar y empieza a recortar para poder disfrutar de un brote completo de flores de lavanda cuando llegue la temporada.

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