El pothos es, sin duda, una de las plantas de interior más conocidas y apreciadas en todo el mundo. Además de su intenso color verde y sus formas tropicales, lo que la hace tan atractiva es su extraordinaria resistencia.
Esta maravillosa planta tiene hojas en forma de corazón que la hacen inconfundible, y al ser una planta trepadora, se puede colocar prácticamente en cualquier lugar, adaptándose a cualquier situación.
Además de ser hermosa, lo que más fascina de esta planta es la facilidad con la que se puede reproducir, incluso a partir de una sola hoja.
Para reproducir el pothos, necesitarás, además de la planta, tijeras de podar, un recipiente de vidrio y agua filtrada.
Comienza cortando un pequeño tallo de tu planta de pothos. Hazlo en diagonal y justo después de un nudo. Si es posible, corta dos hojas para simplificar el proceso de reproducción.
Si una de las hojas está cerca del nudo, te sugerimos quitarla, de lo contrario, se pudrirá cuando se coloque en el agua.
Llena el recipiente de vidrio hasta la mitad con agua, luego coloca nuestro corte en él. No olvides cambiar el agua al menos 2 veces por semana.
Cuando se formen las primeras raíces, la planta estará lista para ser trasplantada a tierra.
Cuidados básicos del pothos
El pothos no necesita mucha agua. Riégalo dos veces por semana, asegurándote de no crear encharcamientos. La maceta debe tener un buen drenaje. No expongas la planta a la luz directa del sol, ya que podría quemar las hojas. La planta necesita luz, pero de manera indirecta. Limpia de vez en cuando las hojas del pothos con un algodón húmedo. Quitar el polvo de la superficie de las hojas favorecerá la fotosíntesis.