Si has notado que las hojas de tus orquídeas se están pudriendo, deja de regarlas de inmediato. Esto significa que tienen demasiada humedad y pueden estar siendo atacadas por hongos.
Sin embargo, no te apresures a desecharlas.
Primero, retira todas las hojas podridas y saca la orquídea del sustrato original.
Elimina todas las raíces dañadas con una herramienta afilada.
Luego, desde la punta donde crecen las raíces, quita la capa superior.
Lava y seca las hojas sanas.
Pela y corta la cáscara de una cebolla en trozos pequeños.
Coloca los trozos en un vaso de vidrio y vierte un litro de agua caliente. Deja reposar hasta que la solución se enfríe y luego filtra a través de un colador.
Sumerge un hisopo de algodón en esta solución y limpia las hojas.
Luego, sumerge la punta de la orquídea, ya limpia, en esta solución durante 20 minutos. Después de este tiempo, saca la orquídea y sécala con un hisopo de algodón.
Colócala en un recipiente de vidrio y guárdala en un lugar fresco durante un día.
Después de 1 día, la base de la planta estará completamente seca.
Toma una botella de plástico y corta la parte superior con el cuello. Recorta un triángulo en el borde para permitir que el agua entre bajo la botella.
Coloca un hisopo de algodón en la parte superior, creando un hueco con el dedo, y colócalo en el recipiente de vidrio donde estaba la orquídea.
Inserta la orquídea en el hueco del hisopo de algodón y vierte agua en el recipiente hasta el hisopo de algodón.
Este mantendrá la orquídea húmeda. Cuando el agua se ensucie, cámbiala y riega la orquídea cada 3 días con agua de un pulverizador.
Aproximadamente en 40 días, la orquídea desarrollará nuevas raíces. Con este método, es muy fácil revitalizar el sistema de raíces de la orquídea.
Ahora puedes plantar la orquídea en corteza de pino, pero no olvides que la maceta debe tener agujeros en la parte inferior para drenar el exceso de agua.
Gracias a este método, tu orquídea renacerá. Puedes ver todo el proceso en el video adjunto.
¡Buena suerte!