Si el calor es difícil de soportar para los humanos, lo mismo ocurre con la fauna y la flora circundantes. Y no es necesario ir muy lejos para darse cuenta. Falta de riego, fuertes calores… Tu césped tiende a sufrir mucho en verano. A medida que los días cálidos se instalan cada vez más, comienza a adquirir un color marrón. Las hojas de hierba parecen estar muertas y secas. Sin embargo, no todo está perdido. De hecho, el cuello puede estar bien vivo y las gramíneas listas para regenerarse. Estas últimas están bien adaptadas a la sequía estival que les recuerda su hábitat natural. Sin embargo, será necesario realizar un cuidado meticuloso para permitir que el césped enfrente el estrés hídrico del verano. Aquí te explicamos cómo mantener tu césped saludable y hacer que reverdezca.
- Regar, sí, pero no de cualquier manera Realizar un riego más regular puede marcar la diferencia en un césped que experimenta altas temperaturas y ha sido quemado por el sol. Sin embargo, es importante nunca regar durante el día, ya que esto favorece el efecto lupa y puede quemar aún más las hojas ya dañadas. Además, el agua tiende a secarse más rápidamente sin que el suelo haya podido beneficiarse. Regar por la mañana o por la noche, cuando el sol es más suave, permitirá hidratar bien tu césped. Repite el riego dos o tres veces por semana y verás que el césped verde regresa rápidamente. También vigila el pronóstico del tiempo para anticipar el regreso de la lluvia.
- Una siega moderada para que el césped reverdezca Un corte demasiado regular evitaría revivir tu césped, que ya está muy debilitado. En esta temporada estival, a veces marcada por olas de calor difíciles para las plantas, la delicadeza es clave en el jardín. En verano, el césped crece más lentamente, lo que permite esperar al menos una decena de días antes de sacar la cortadora. También ten cuidado con el césped cortado demasiado corto. Para un corte exitoso, una longitud de 3 a 5 cm es suficiente para un césped resistente que pisoteas a menudo. También ten en cuenta que debes evitar cortar el césped cuando esté húmedo.
Después de cortar, deja los recortes de césped en su lugar. Esta técnica de jardinería, llamada mulching, transforma estos residuos en abono. Sin embargo, se debe evitar en regiones húmedas, donde su uso favorece la proliferación de enfermedades.
- Gestos de jardineros que lo cambian todo Puedes considerar el acolchado, que ayuda a reducir el desarrollo de malas hierbas. Estas suelen aprovechar la sequía para imponerse a pesar de tus gramíneas. El hecho de cubrir el suelo con mantillo ofrece una buena protección contra las adventicias. Otro buen gesto de jardinero es el de escarificar el césped, un método a menudo olvidado que, sin embargo, combate los musgos, las malas hierbas y las hojas de hierba seca. Finalmente, piensa en dejar que el trébol prospere en tu césped. Sus nódulos fijan el nitrógeno del suelo y sus flores blancas (fecundadas por las abejas) y las semillas pueden dispersarse y proteger tu césped al año siguiente.
- Limitar todo lo que pueda dañar el césped y evitar que reverdezca
Si tienes un perro, ten cuidado de no dejarlo orinar sistemáticamente en tu césped. Esto puede secar realmente el césped. Si no puedes evitarlo, puedes diluir la orina con mucha agua para limitar sus efectos negativos en la hierba. Además, incluso si piensas que estás haciendo lo correcto, ten mucho cuidado con la aplicación de fertilizantes en períodos secos. Esto puede hacer que las hojas se vuelvan amarillas o marrones. Por último, un pisoteo intenso y repetido también puede dañar un césped ya deteriorado.
- Rellenar las áreas despobladas
En un césped de más de dos años, el regreso de la lluvia ayudará a devolverle sus colores. Sin embargo, esto puede no ser suficiente si tiene menos de un año. En este caso, será necesario esperar hasta finales del otoño para realizar una nueva siembra de césped. También puedes considerar rellenar las áreas despobladas con una mezcla de semillas para volver a sembrar el césped.
La próxima vez, puedes optar por el césped kikuyu, una gramínea de cobertura que es más resistente a la sequía e ideal en regiones más expuestas a olas de calor y episodios de sequía intensa. Las festucas o el cíndon dáctilo (o chiendent) son otras opciones muy resistentes.