Estirar las toallas para que no queden duras y secas requiere cuidado y atención. He aquí el método correcto y eficaz.

Hay muchas cosas sobre las que se puede prevaricar, pero las tareas domésticas definitivamente no están entre ellas. Sí, es cierto: desde luego no son la mejor opción a la hora de decidir cómo emplear nuestro tiempo libre. Pero eso no quita que sean imprescindibles y que, al fin y al cabo, sentarse en casa a ordenar, quizá con nuestra playlist de música favorita sonando de fondo, no esté tan mal. Hay muchas actividades que generalmente asociamos con ordenar la casa, pero hay una en particular que, a pesar de ser esencial, siempre tendemos a posponer. Sí, efectivamente: la lavandería.
Sin embargo, es innegable lo bien que sienta saber que tenemos ropa limpia y perfumada en nuestros armarios. Esto crea en nosotros una sensación de frescor y bienestar comparable a ninguna otra cosa. Pero al mismo tiempo, hay otra cualidad que siempre buscamos cuando se trata de ropa sucia, a saber, la suavidad. A nadie le gusta llevar ropa que no se apoye suavemente sobre la piel. Del mismo modo que nos fastidia cuando nos damos cuenta de que las toallas, tanto al tacto como a la vista, parecen secas y duras.
Para evitar que se produzca esta situación, hay que tomar ciertas precauciones antes, durante y después del lavado. Puede parecer una operación compleja, pero la realidad es que, como ocurre a veces, la práctica es mucho más sencilla que la teoría. Sin embargo, esto no quita que, para conseguir el efecto deseado, sea necesario prestar especial atención a la forma en que colocamos las toallas en el tendedero.
TENDER LAS TOALLAS: HACIÉNDOLO ASÍ QUEDAN MÁS SUAVES QUE NUNCA
Dar por sentado algo, cualquier cosa, nunca es una buena idea, ni siquiera cuando se trata de situaciones que pueden parecer triviales a primera vista.Tender la colada, por ejemplo, puede parecer fácil. Y lo es, de hecho, siempre que sigas unas sencillas pautas, sobre todo en verano. El sol y el calor, sin duda, ayudan a acelerar el proceso de secado, pero también pueden deslucir la suavidad de las toallas.

Para que esto no ocurra, lo primero que hay que hacer es colocar el tendedero al aire libre, pero a la sombra, donde las toallas no estén expuestas a la luz directa del sol. Y si es posible, durante las horas menos calurosas del día.
También es muy importante asegurarse de que las toallas estén colocadas a suficiente distancia unas de otras para evitar arrugas, que inevitablemente afectarían a su suavidad.
Consejos útiles
Prestar atención a la forma en que nos acostamos es muy importante para que nuestras toallas sean suaves, pero también hay otros remedios para conseguirlo.
Una de ellas es dejar las toallas en remojo durante unas horas antes de lavarlas, y existen tres mezclas diferentes para hacerlo. La primera es una mezcla de agua fría y dos cucharadas de bicarbonato; la segunda es una mezcla de agua fría y dos cucharadas de vinagre, mientras que para la tercera necesitamos agua, por supuesto, y 150g de ácido cítrico.

Una vez hecho esto, podemos iniciar el lavado normal a máquina, posiblemente poniendo el centrifugado al mínimo y una temperatura de 60°, para las toallas blancas, y de 40° para las de color.
