Poca gente lo sabe: para salvar una orquídea con las raíces podridas, basta con estos 3 productos naturales que todos tenemos en casa.

La orquídea es la planta sinónimo de elegancia y belleza. Esta planta de atractivos colores aporta estilo a nuestros interiores. Cultivar esta planta en casa no es nada difícil, pero algunos errores pueden dañarla.

Para saber si su planta está sufriendo, debe observar dos cosas. En primer lugar, observe las hojas. Deben ser grandes y de color verde brillante. Por el contrario, si están arrugadas, amarillas o blandas, es señal de que su planta no goza de buena salud.

El otro elemento fundamental a observar pero que a menudo pasa desapercibido es las raíces. Cuando las raíces están podridas, su planta ya no podrá crecer y empezará a marchitarse poco a poco. En este momento, necesita un tratamiento adecuado.

Hoy voy a explicarte cómo tratar una orquídea con las raíces podridas y qué hacer para salvarla.

3 productos naturales que pueden salvar tus orquídeas con raíces podridas

Si observa que las raíces de su orquídea están podridas, sáquela de la maceta y pódela. Utilice unas tijeras bien desinfectadas o unas tijeras de podar para evitar transmitir bacterias, hongos u otras enfermedades a la planta.

A continuación, limpia las raíces restantes con un antimoho natural eficaz. Puedes utilizar canela molida para espolvorear sobre las raíces para ayudarlas a cicatrizar rápidamente y evitar la propagación del moho.

Aceite de árbol de té también es una excelente alternativa a la canela. Puedes pulverizarlo sobre la tierra de la planta o diluirlo en agua para conseguir el mismo resultado.

Algodón para cuidar las raíces de tus plantas

Después de podar las raíces podridas y utilizar canela en polvo o aceite de árbol de té, utilice algodón. No mucha gente lo sabe, pero para salvar una orquídea en estas condiciones, el algodón puede ser de gran ayuda. El algodón no sólo es capaz de frenar el proceso de pudrición, sino que también puede ayudar a la planta a producir nuevas raíces.

Lo que tendrás que hacer es transferir la planta a una botella de plástico de fondo ancho o a una bolsa de congelación. A continuación, humedece el algodón con agua tibia, exprímelo bien y colócalo alrededor de las raíces de la planta.

A continuación, coloque la planta en un lugar bien iluminado. Al cabo de unas semanas, verá que se han formado nuevas raíces. Cuando se vuelvan sólidas, podrás trasplantar la planta.