El papel de aluminio ¡no es sólo ese accesorio para envolver tu bocadillo! Es polivalente y te ofrece muchas opciones para disfrutarlo de diferentes maneras.
Eliminación de la electricidad estática
¿Sabías que la ropa de tejidos sintéticos produce cargas de electricidad? En lugar de invertir en suavizantes, pon una o dos bolas de papel de aluminio en la lavadora. Estas bolas eliminarán la electricidad estática de tu colada. Después del lavado, no las tires, ya que son reutilizables para la próxima vez.
Afilar tijeras
Para afilar tus tijeras de forma sencilla, coge una hoja de papel de aluminio y dóblala varias veces. Corta estas hojas en numerosos trozos. Después de unos minutos, tus tijeras estarán como nuevas y súper afiladas.
Eliminar la grasa incrustada
Si su barbacoa o sartén está invadida por la grasa de comida, ¡que no cunda el pánico! Todo se puede limpiar con una bola arrugada de papel de aluminio. Para ello, añade un poco de agua y detergente y frota suavemente. Tus utensilios quedarán brillantes y sin rayas.
Guardar pilas demasiado pequeñas
¿Las pilas son demasiado pequeñas para su mando a distancia o linterna? El papel de aluminio está ahí para dar un resultado impresionante. Al ser un excelente conductor eléctrico, haz una pequeña bola de papel de aluminio para colocarla entre el polo positivo de la pila y el conductor del aparato. Y ya está, ¡problema resuelto! ¡Tu aparato está listo para usar!
Simplificar el planchado
El papel de aluminio puede ser muy útil al planchar la ropa. Sigue el consejo. Envuelve tu tabla de planchar con papel de aluminio. Coloca encima tu prenda a planchar y plánchala. Gracias al aluminio que retendrá el calor, usted ahorrará mucho tiempo al no planchar el otro lado de la prenda.
Limpieza de la plancha
En la tabla de planchar, coloca una hoja de papel de aluminio y echa sal por encima. Pasa la plancha durante unos minutos. Quedará perfectamente limpia.
Cubiertos brillantes
Para conseguir unos cubiertos brillantes, coge un cazo y coloca papel de aluminio en el fondo. Añade agua con un poco de sal y sumerge los cubiertos durante unos minutos. Deja secar y pasa un paño limpio. Los cubiertos quedarán como nuevos.